jueves, 6 de septiembre de 2012
Por qué lloran los niños al quedarse en la guardería?
Por Pilar Martinez
En estos días de septiembre en los que
muchos niños acaban sus vacaciones y empiezan el colegio las noticias de la
televisión nos inundan con imágenes de niños llorando en las guarderías, las
conversaciones en los parques giran en torno a lo mismo y las revistas para
padres están llenas de consejos para una mejor adaptación.
Los niños pequeños necesitan una figura de apego para sentirse seguros y desarrollarse
adecuadamente tanto física como emocionalmente. Esa figura de apego suele ser
su madre, pero puede ser otra persona y lo normal en niños pequeños es que si
pierden de vista a su figura de apego se sientan en peligro y se pongan a
llorar.
Cuando un bebé o un niño pequeño
no está cerca de una figura de apego que le de seguridad se siente en verdadero
peligro. Sus instintos
más primarios se ponen en
alerta, siente miedo, se estresa y llora buscando desesperadamente a su mamá.
En la guardería, su figura de
apego desaparece y se queda a cargo de una desconocida, que seguro que es una
persona estupenda, pero el niño no la conoce. Además, se encuentra que hay
muchos niños a su alrededor que tampoco conoce y se siente inseguro.
En el cole me dicen que
se le pasa en un rato
Generalmente los niños no se
pasan las 8 horas de guardería llorando (aunque conozco algunos casos realmente
estremecedores) y esto es muy fácil de entender.
Cuando un niño llora, se estresa
mucho y su cuerpo desprende cortisol y adrenalina (las hormonas del estrés). El
cortisol es neurotóxico y si además se combina con serotonina provoca el vómito
involuntario, por eso muchos niños vomitan al llorar mucho, no porque lo
provoquen a propósito para manipularnos.
El cuerpo no puede mantener estos
niveles tan altos de hormonas del estrés porque el cerebro podría colapsarse y
lo contrarresta con tranquilizantes naturales: serotonina, endorfinas y
opíaceos naturales. De esta forma el niño se tranquiliza (incluso a veces se
duerme…) pero no porque esté contento, sino porque está “autodrogado”, es
únicamente instinto de supervivencia.
¿Que hacer?
Lo ideal sería que el niño no
tuviera que quedarse llorando en la guardería, que hubiera una adaptación
adecuada para él donde sus padres pudieran estar presentes todo el tiempo que
necesitara, pero este caso casi siempre es imposible.
Así que una vez que damos por
hecho que los padres no van a poder estar acompañando a su hijo durante algunas
semanas para que su adaptación sea sin lágrimas, lo primero que se debe
intentar es acompañar al niño en su llanto, abrazarle y comprenderle. No hay
nada más triste que ver a un niño llorando solito en una guardería sin nadie
que le consuele.
Esto no va a hacer que su mamá
vuelva, pero al menos el niño se sentirá algo más querido.
Si vomita no hay que reprocharle
nada, no lo hace a propósito y ya es bastante desagradable vomitar como para
que encima te regañen por ello.
¿Y los papás qué pueden
hacer?
En realidad los niños no
“necesitan” ir al colegio durante los primeros años de su vida, pero
generalmente sus padres tienen que trabajar y deben llevarlo. Así que, una vez
entendido lo que le pasa al niño podemos empatizar con él, entenderle,
explicarle que nosotros tampoco queremos separarnos de él y compensar el tiempo
perdido en la medida de lo posible (el colecho es muy buena opción para esto).
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