La expresión "criar con apego" (traducción
del inglés attachment
parenting) o "criar con respeto"
(quizás más adecuada) ha calado en las últimas décadas para describir una forma
de reproducirnos y criar que se extiende cada día más, y que se caracteriza por
intentar seguir algunas de las siguientes pautas:
-Uso de pañales de tela, alimentos y productos ecológicos, calzado flexible y ligero, ropa de algodón y tejidos naturales...Respeto a la vida y a la naturaleza.
-Respeto por las necesidades emocionales del niño pequeño (sobre todo la necesidad de contacto, afecto y compañía). La demanda de compañía del bebé es natural y necesaria para su desarrollo, no es un capricho ni quiere tomarte el pelo.
-Respeto por sus ritmos biológicos madurativos: de crecimiento, alimentación, sueño, control de esfínteres...
-Abandonar el enfoque adultocéntrico: considerar al bebé y al niño como un individuo pleno de derechos, igual que tú. No hacerle al bebé ni al niño lo que no le harías a ningún otro adulto: pegarle, humillarle, coaccionarle, ignorar su llanto...
-Evitar el uso de métodos conductistas, como relación de poder asimétrica donde un "adiestrador" superior modela a conveniencia la conducta del "adiestrado" inferior a través de sistemas de recompensas y castigos, ignorando sus emociones, sus motivaciones y sus sentimientos profundos y legítimos. Intentar educar desde la igualdad, la empatía, la inteligencia emocional, la sinceridad y la libertad.
Seguro se me quedan cosas. En la frontera de estos sistemas hay otros aspectos como la oposición a las vacunas o el educar en casa (homeschooling), quizás aún más minoritarios y polémicos. Hay tantas ideas sobre crianza como familias existen, y multitud de familias de muy diferentes caracteristicas y procedencias que abrazan unas mismas formas de criar.
En general, creo que todos estos principios tienen algo en común: parten de la base de que el ser humano no nace malvado y hay que corregirlo, sino de que el ser humano es bueno si se cría con amor, contacto físico y tiempo, que nuestros hijos no son un objeto de nuestra propiedad, y que sólo nos toca acompañar y respetar su crecimiento.
También parte de las evidencias científicas recientes sobre la fisiología femenina, la neurología del recién nacido, la importancia de la salud primal, y de que la capacidad de amar del ser humano se construye desde el embarazo, el parto y los primeros meses y años de vida.
Pero ese listado de características no son unos "mandamientos" de obligado cumplimiento para nadie. Yo misma no he cumplido muchos de los que están ahí. Digamos que es UN IDEAL HACIA EL CUAL TENDER, una filosofía que intentamoscompartir, porque nos parece un escalón digno de ser escalado en la calidad de la educación de nuestros hijos y en el respeto de los derechos a los niños pequeños. Todas las sociedades avanzan en dirección hacia la amplitud de derechos de todos los seres humanos. Los bebés y niños pequeños también lo merecen. A quien no se lo parezca, es muy libre por supuesto de elegir cualquier otra para sus hijos.
Cuando queremos dar visibilidad social a este tipo de crianza es también para ir logrando a largo plazo un sistema laboral y una estructura social más amable hacia los bebés y los niños, compatible con la crianza y con las necesidades afectivas de los niños pequeños, que es también hacerlo compatible con el lado más noble de la condición humana: las emociones, la alegría, el juego, la espontaneidad, la libertad.
También pretendemos, en materia política, ampliar las posibilidades de atención al parto en nuestros hospitales, de modo que todas las mujeres sean libres de elegir la forma en que quieren parir. Y aumentar las bajas maternales remuneradas, de modo que las madres y padres que quieran permanecer más tiempo con sus hijos puedan hacerlo, recibiendo ayuda del Estado como mismo la reciben quienes utilizan guarderías públicas. El Estado debería aumentar su inversión en los niños pequeños, que es la verdadera inversión de futuro, tanto garantizando plazas en guarderías públicas como remunerando a las familias que quieran permanecer con sus hijos, tal como ha hecho, por ejemplo, el estado noruego. No son políticas que obligan a nadie, ni que restrinjan derechos, sino que los amplían a toda la diversidad de maternajes que existen.
Como explica muy bien este artículo publicado en la página Criar y Amar, no hay doctrina para criar con respeto. No hay unos requisitos que cumplir. No es obligatorio haber parido en casa, ni haber amamantado, ni haber colechado, ni haber porteado, ni no vacunar a tus hijos...
¡Lo que es obligatorio es estar abierto a aprender; a empezar hoy que nunca es tarde; a intentar ser el mejor padre o madre posible para tus hijos; abrir la mente a todo lo que nos pueden enseñar; a ser sensibles a sus demandas y reclamos (que no es dejarlos hacer lo que les dé la gana ni mucho menos dejar de atenderlos); a dedicarles el mayor tiempo posible; a hacerlo mañana mejor que hoy; a educar con el ejemplo; a no proyectar en ellos nuestras frustraciones y carencias; a revisarnos y crecer interiormente para no reproducir con ellos lo mismo que nuestros padres nos hicieron a nosotros y no nos gustó; a tratarlos como semejantes y no como seres inferiores; a abandonar las corazas, las actitudes rígidas, defensivas y estereotipadas, y estar abiertos a los instintos y al fluir incesante de la vida!!!
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