lunes, 30 de julio de 2012

¿Yo Malcrio?


EXELENTE ARTICULO DE VIOLETA VAZQUEZ,  MI PROFESORA DE PUERICULTURA.
La mayoría de los niños que parecen estar haciendo un retroceso en su aprendizaje están a punto de dar un gran paso. Toman carrera, se preparan e intuyen.
Quien tuvo la oportunidad de ver un parto fisiológico sabe que durante el expulsivo la cabecita parece entrar y salir con cada contracción.
Todo el movimiento de la vida es bifásico y circular: expansión y contracción. Así respiramos, así intercambiamos, así morimos, así nacemos. Es la noche la que posibilita la génesis del día, y es el invierno donde nace el verano.
¿Cómo hacer entonces para imponer rutinas a nuestras hijos? ¿Cómo pretender que avancen y aprendan como adultos adiestrados, linealmente?. Los niños son pura energía, porque están tan cerca del portal muerte-nacimiento que la energía aún no a tomado forma, vibra muy alto y la calidad de percepción es rigurosa. ¡Cuanto nos servirían a los adultos los poderes brujos de los niños!
Los bebés no necesitan aprender, los adultos necesitan enseñar. Los bebés no necesitan rutinas diarias porque sus ciclos fisiológicos se repiten muchas veces a lo largo de un día calendario. Los adultos necesitamos rutinas para organizarnos, vivir en sociedad, hacer identidad, ubicarnos, asegurarnos.
Los niños pueden ser egoístas, solidarios y pacifistas al mismo tiempo. Los niños pueden esperar la atención de un otro más que cualquier adulto, y nunca se rinden.
Tengo una receta muy simple a todas las enfermedades y los berrinches de los bebés: upa y teta 24 hs seguidas. Es la receta más difícil de lograr pero la que más me dio resultado. La madre se rinde ante el bebé, se entrega, ya no pelea por sus espacios y sus tiempos...y parece que el bebé hace lo mismo. Y ambos se llenan, el uno del otro, quedan satisfechos de mimos, y ya pueden alejarse un poco sin miedo y sin ansiedad. ¿Por qué los niños van a acostumbrarse a los brazos si los adultos aunque pudiéramos hacer el amor 24 hs seguidas no lo hacemos? No lo hacemos porque la libido fluye y la tensión se alivia.
No creo que ni las reglas ni las rutinas sean malas ni crueles, creo que si parten de una necesidad genuina de los padres, se pueden hacer planes conductivos para “lograr que pepito...” pero no para “enseñarle a pepito”. Porque pepito aprende solo, cuando está listo. Lo mismo que sus padres en esta Escuela para Padres que es la Vida.
No creo en la culpa, con la culpa creemos que debemos algo y que podemos compensarlo. Y no se trata de devolverle nada a nadie. Ni de recuperar el “tiempo perdido”. La culpa no nos permite la humildad de creer en el sentido de las cosas, en la calidad del tiempo, cuándo un momento es apto para algo porque hay resonancia y cuándo no.
Sólo quiero destacar que los padres que no se han embanderado en ningún tipo de crianza ni han depositado el saber afuera, haciendo según su cultura, y su naturaleza han sido padres felices y presentes. Sus hijos ya nos dirán en unos años.
Violeta Vazquez
-Coordinadora de PanzayCrianza: Escuela de Puericultura- Profesionales en Lactancia y Familia

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