EXELENTE
ARTICULO DE VIOLETA VAZQUEZ, MI PROFESORA
DE PUERICULTURA.
La
mayoría de los niños que parecen estar haciendo un retroceso en su aprendizaje
están a punto de dar un gran paso. Toman carrera, se preparan e intuyen.
Quien
tuvo la oportunidad de ver un parto fisiológico sabe que durante el expulsivo
la cabecita parece entrar y salir con cada contracción.
Todo el
movimiento de la vida es bifásico y circular: expansión y contracción. Así
respiramos, así intercambiamos, así morimos, así nacemos. Es la noche la que
posibilita la génesis del día, y es el invierno donde nace el verano.
¿Cómo
hacer entonces para imponer rutinas a nuestras hijos? ¿Cómo pretender que
avancen y aprendan como adultos adiestrados, linealmente?. Los niños son pura
energía, porque están tan cerca del portal muerte-nacimiento que la energía aún
no a tomado forma, vibra muy alto y la calidad de percepción es rigurosa.
¡Cuanto nos servirían a los adultos los poderes brujos de los niños!
Los
bebés no necesitan aprender, los adultos necesitan enseñar. Los bebés no
necesitan rutinas diarias porque sus ciclos fisiológicos se repiten muchas
veces a lo largo de un día calendario. Los adultos necesitamos rutinas para
organizarnos, vivir en sociedad, hacer identidad, ubicarnos, asegurarnos.
Los
niños pueden ser egoístas, solidarios y pacifistas al mismo tiempo. Los niños
pueden esperar la atención de un otro más que cualquier adulto, y nunca se
rinden.
Tengo
una receta muy simple a todas las enfermedades y los berrinches de los bebés:
upa y teta 24 hs seguidas. Es la receta más difícil de lograr pero la que más
me dio resultado. La madre se rinde ante el bebé, se entrega, ya no pelea por
sus espacios y sus tiempos...y parece que el bebé hace lo mismo. Y ambos se
llenan, el uno del otro, quedan satisfechos de mimos, y ya pueden alejarse un
poco sin miedo y sin ansiedad. ¿Por qué los niños van a acostumbrarse a los
brazos si los adultos aunque pudiéramos hacer el amor 24 hs seguidas no lo
hacemos? No lo hacemos porque la libido fluye y la tensión se alivia.
No creo
que ni las reglas ni las rutinas sean malas ni crueles, creo que si parten de
una necesidad genuina de los padres, se pueden hacer planes conductivos para
“lograr que pepito...” pero no para “enseñarle a pepito”. Porque pepito aprende
solo, cuando está listo. Lo mismo que sus padres en esta Escuela para Padres
que es la Vida.
No creo
en la culpa, con la culpa creemos que debemos algo y que podemos compensarlo. Y
no se trata de devolverle nada a nadie. Ni de recuperar el “tiempo perdido”. La
culpa no nos permite la humildad de creer en el sentido de las cosas, en la
calidad del tiempo, cuándo un momento es apto para algo porque hay resonancia y
cuándo no.
Sólo
quiero destacar que los padres que no se han embanderado en ningún tipo de
crianza ni han depositado el saber afuera, haciendo según su cultura, y su
naturaleza han sido padres felices y presentes. Sus hijos ya nos dirán en unos
años.
Violeta Vazquez
-Coordinadora de PanzayCrianza: Escuela de Puericultura- Profesionales en Lactancia y Familia
-Coordinadora de PanzayCrianza: Escuela de Puericultura- Profesionales en Lactancia y Familia
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